Indica que esta confusión dificulta la identificación de los productos que realmente contienen las bacterias y levaduras propias del kéfir tradicional. En los últimos años, el kéfir ha experimentado un crecimiento del 324 % desde 2020, alcanzando los 128 millones de euros en ventas y más de 11,9 millones de consumidores en España en 2024, según datos de la empresa de estudios de mercado IRI. Aunque el 74 % de los consumidores lo elige por sus beneficios para la salud, la información que tienen sobre este alimento es superficial, solo el 42 % sabe que se trata de una bebida fermentada con bacterias y levaduras.
Estos componentes son clave para que el kéfir se considere auténtico, ya que su proceso de doble fermentación, basado en la acción conjunta de bacterias y levaduras específicas, permite que este alimento contribuya a una mayor diversidad de la microbiota intestinal.
Más del 60 % se siente confundido cuando compara el listado de ingredientes entre diferentes marcas, lo que indica que la claridad no es consistente en todos los casos. Esta contradicción revela una brecha entre la percepción adquirida y la comprensión real del producto.
El estudio de 40dB revela que solo el 28 % de los consumidores afirma revisar el listado de ingredientes para comprobar si el producto contiene levaduras específicas de kéfir, un componente esencial para que este alimento sea considerado auténtico y beneficioso para la salud, gracias a las propiedades de este lácteo fermentado. Además, el 83 % de los encuestados declara que se sentiría engañado si descubriera que el kéfir que consume no cumple con las características reales de este alimento fermentado tradicional.
Según el estudio, nueve de cada diez consumidores españoles reclaman una regulación clara que evite confusiones y asegure que solo se comercializan kéfires auténticos que contengan bacterias y levaduras específicas de kéfir. Además, los datos que recoge el estudio revelan una paradoja, el kéfir gana popularidad como icono de salud y naturalidad, pero su comercialización se mueve en un terreno difuso entre la desinformación y la falta de regulación.
Una combinación que, según la mayoría de los consumidores, deja la puerta abierta al posible engaño por la compra de un kéfir no auténtico. En conclusión, urge una regulación que proteja al consumidor y garantice la autenticidad de este producto, cada vez más popular en España.
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